viernes, 1 de febrero de 2013

Sin miedos


El tiempo lo cura todo. Otra milonga. El tiempo no cura nada. O cura lo que ya no importa. El tiempo es precisamente lo que nos hiere. 
Noches en vela. Apatía. Distracciones constantes. Pensar en lo que se dijo, en lo que se va a decir. En lo que se debería haber dicho. Mirar el horóscopo. El tuyo y el de él. Idealizarlo. Ver su rostro en cada rostro. Euforia. Bajones. Hablar sola. No comer. Beber en exceso. Vigilar el teléfono. Autocompadecerse. Hablar de tonterías. Írsete la bola. Pensar en lo que ella pensaría. En qué estará haciendo. Con quién. Llorar. Oír canciones tristes. Pensar en no pensar. Pensar en pensar en no pensar. No dormir. No vivir. Eso es lo normal en el desamor. 
Aunque, en realidad, fue mucho peor. Mucho. Una profundidad peor. 

Porque era el miedo.
Yo mataré monstruos por ti.

(Ignacio del Valle)

2 comentarios:

MulDR de Melk dijo...

Mejor que autocompadecerse es regocijarse en la alegría propia. Digo más: es contagioso.

Es cierto, e tiempo todo lo cura. No se puede culpar al tiempo cuando eres tú el que no permites marcharse al dolor. Que las heridas tienden a cicatrizar es una cuestión objetiva y biológica. Claro que si arrancamos las costras, tiene que volver a empezar el proceso y al final queda marca.

Añorar el calor de la melancolía significa despreciar otros calores mucho más intensos y sanos a largo plazo. Insisto: por cada "pensamiento" negativo, un mínimo de dos "acciones" positivas. Besa, abraza, habla, rie. Hay gente que está deseando compartir todo eso contigo.

La pena es muy bonita, pero para las baladas de Billie Holiday y las películas de Bergman. La vida necesita de lo otro.

Ánimo!

seguridadwireless dijo...

Lo importante de aca es, de donde ha salido la imagen de la entrada?