lunes, 25 de febrero de 2013

Mi ángel, mi todo, mi yo… ¿Por qué esa profunda pesadumbre cuando es la necesidad quien habla? ¿Puede consistir nuestro amor en otra cosa que en sacrificios, en exigencia de todo y nada? ¿Puedes cambiar el hecho de que tú no seas eternamente mía y yo eternamente tuyo? ¡Ay Dios! Contempla la hermosa naturaleza y tranquiliza tu ánimo en presencia de lo inevitable. El amor exige todo y con pleno derecho: a mí para contigo y a ti para conmigo. Sólo que olvidas tan fácilmente que yo tengo que vivir para mí y para ti. Si estuviéramos unidos ni tú ni yo hubiéramos sentido lo doloroso. Mi viaje fue horrible…
Alégrate, sé mi más fiel y único tesoro, mi todo, como yo para ti. Lo demás que tenga que ocurrir y deba ocurrir con nosotros, los dioses habrán de enviarlo…

¡Oh, Dios mío! ¿Por qué habrá que estar separados, cuando se ama así? Mi vida, lo mismo aquí que en Viena, está llena de cuitas. Tu amor me ha hecho al mismo tiempo el ser más feliz y el más desgraciado. A mis años necesitaría ya alguna uniformidad, alguna normalidad en mi vida. ¿Puede haberla con nuestras relaciones…? Ángel, acabo de saber que el correo sale todos los días. Y eso me hace pensar que recibirás la carta enseguida.

Estáte tranquila. Tan sólo contemplando con tranquilidad nuestra vida alcanzaremos nuestra meta de vivir juntos. Estáte tranquila, quiéreme. Hoy y ayer ¡cuánto anhelo y cuantas lágrimas pensando en ti… en ti, mi vida… mi todo! Adiós… ¡quiéreme siempre!. No desconfíes jamás del fiel corazón de tu enamorado Ludwig.

Eternamente tuyo,
eternamente mía,
 
eternamente nuestros.

(Carta de Beethoven dirigida a una mujer anónima.... a la que llamo "su amada inmortal")

jueves, 14 de febrero de 2013

Porque no?


Bueno, ha llegado el día de S. Valentín, y este año he llegado a la conclusión de que seré una tópica utópica.......que porque? Pues sencillamente porque sigo pensando lo mismo que todos los años, así que no me repetiré mucho......que si el amor se demuestra los 365 días del año, que si es un tema comercial, que si....bla, bla, bla.....todo eso sigue siendo cierto, pero yo este año estoy en la postura del "Porque no?"
Yo si quiero y amo a una persona debo recordárselo y sobre todo demostrárselo todos los días del año, pero porque no decírselo y demostrárselo de una manera especial este día? 
No hacen falta joyas, ni grandes ramos de rosas, ni ropa interior (que no tengo yo muy claro para quien es el regalo de la ropa interior :p), ni bombones, ni cualquier otro tipo de regalo que tengáis en mente o para el que se pueda usar la visa. Porque no despertarle esa mañana con una sonrisa, un beso y un....eres el motor de mis días..?
Si, ya se que me diréis o pensareis que eso debería ser todos los días del año, y vale, tenéis razón, pero seamos lógicos o prácticos o sinceros o...., realmente lo hacemos de esa manera todos los días o la rutina, el despertador que suena tarde, o los niños que nos hacen ir a cien, múltiples motivos puede haber para que no lo hagamos así, cierto que no por eso vamos a amar a nuestra pareja menos, pero nos paramos menos en los detalles, entonces, porque no un día, este día, intentamos conseguir que nuestra pareja pueda recordar lo importante que es para nosotros?
Yo este año quiero eso, porque no? Todos necesitamos esperanzas, ilusiones, sueños, ...... para vivir, acaso no necesitamos amor? o es que como lo tenemos parece como si fuese algo rutinario. 
No todos tienen amor, no todos han encontrado a su pareja ideal, algunos han sido abandonados por ellas, hay personas que hoy no tienen con quien celebrarlo y probablemente quisieran, así que,  porque no los que tenemos pareja no íbamos a celebrarlo?

Yo me voy a permitir ponerme un poco pastelona y dejaros un poema, porque si, porque es S. Valentín

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.
Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.

No es que muera de amor, de Jaime Sabines


viernes, 1 de febrero de 2013

Sin miedos


El tiempo lo cura todo. Otra milonga. El tiempo no cura nada. O cura lo que ya no importa. El tiempo es precisamente lo que nos hiere. 
Noches en vela. Apatía. Distracciones constantes. Pensar en lo que se dijo, en lo que se va a decir. En lo que se debería haber dicho. Mirar el horóscopo. El tuyo y el de él. Idealizarlo. Ver su rostro en cada rostro. Euforia. Bajones. Hablar sola. No comer. Beber en exceso. Vigilar el teléfono. Autocompadecerse. Hablar de tonterías. Írsete la bola. Pensar en lo que ella pensaría. En qué estará haciendo. Con quién. Llorar. Oír canciones tristes. Pensar en no pensar. Pensar en pensar en no pensar. No dormir. No vivir. Eso es lo normal en el desamor. 
Aunque, en realidad, fue mucho peor. Mucho. Una profundidad peor. 

Porque era el miedo.
Yo mataré monstruos por ti.

(Ignacio del Valle)