lunes, 2 de marzo de 2015

Angel caído


Hace justo una semana que me despedía de ella, y llevo todo este tiempo sin poder quitármela de la cabeza. Son de esas despedidas  que hacen replantearte lo injustamente aleatoria que es la vida.
Montse entro en mi vida hace algo más de 3 años, cuando comenzó a trabajar en mi empresa y me pusieron la tarea de guiarla un poco en su inicio, en los "como, donde y porqué". No eramos amigas de café diario pero si la amistad que da el compartir las horas diarias de trabajo. 
Ella era de esas personas que siempre sabes que están, por su carácter arrollador, por sus buenas palabras, por su eterna sonrisa, por su cariño,........por su carisma. Por ese motivo, y como los humanos tenemos el gran defecto de juzgar lo que vemos antes de conocerlo, en un principio no contó con mucha simpatía por parte de las demás. Siempre he dicho que las propias mujeres somos "malas" con otras mujeres, y en una empresa en la que solo había 4 hombres entre aproximadamente 200 empleados pues......
A pesar de no llegar a los 50 años tenía una "sabiduría anciana", sabía dialogar, escuchar y siempre encontraba las palabras correctas. 
Como nos contaba su marido, no hacia muchos días que le había dicho que era como un pajarillo con las alas rotas pero que pronto se recuperarían para seguir volando juntos. No hubo tiempo, todo fue muy rápido.
Es una despedida de las que duele, no por el lazo que da la sangre, pero si por el vacío que dejan. Como decía su marido en aquellas emotivas palabras, Montse era Luz, porque todo se iluminaba donde ella estaba. Y también es una despedida injusta, porque era joven, porque tenía muchos planes, una vida plena,.......... 
No pretendía hacer un post triste pero realmente me ha dejado impresionada ver como se ha ido tanta vitalidad. Sin ánimo de ser más injusta yo que la propia vida, hay personas que pasan por tu vida sin dejar huella y tal vez puedan irse de la misma manera, pero otras pasan arrasando y puede que sea por eso que las despedidas dejen ese vacío tan arrasador también......

 

1 comentario:

Unknown dijo...

Las personas no hay que medirlas por el tiempo que llevan con nosotros , sino por lo que nos portan al estar a nuestro lado y eso solo nos damos cuenta cuando no las tememos, pero siempre nos queda ese recuerdo que nos hace sonrreir y nos da esa cosa que nos hace sentirnos bien
Como dice mi mentor Konfuccio : " la vida no se mide por el tiempo vivido, sino por su intensidad y por lo que nos aportan los demás
Mil bicos pichurra